Integral cuestiona los principios de la gravedad cuántica
Philippe Laurent y su equipo de CEA Saclay han utilizado los datos generados por el instrumento IBIS de Integral para buscar diferencias en la polarización de los rayos gamma de alta y baja energía emitidos durante uno de los destellos de rayos gamma (GRBs) más intensos jamás detectado. Los GRBs tienen su origen en los fenómenos más violentos del Universo. Se piensa que la mayoría de los GRBs se generan cuando una estrella muy masiva colapsa en una estrella de neutrones, o cuando un agujero negro se alimenta de los restos de una supernova. Estos fenómenos tan energéticos emiten un gran pulso de rayos gamma que dura apenas unos pocos segundos o minutos, pero que llega a brillar más que galaxias enteras. El GRB 041219A se produjo el 19 de diciembre de 2004, y se catalogó inmediatamente dentro del 1% de los GRBs más intensos jamás detectados. Su brillo fue tan intenso que Integral pudo medir con precisión la polarización de sus rayos gamma. Laurent y su equipo buscaron diferencias en la polarización de los rayos gamma a distintos niveles energéticos, pero no fueron capaces de detectar nada dentro de los límites de resolución de los datos. 10-35 metros (un milímetro equivale a 10-3 metros). Los datos adquiridos por Integral, cuya resolución es unas 10 000 veces mejor que la de cualquiera de sus predecesores, sugieren que la granularidad cuántica debe ser del orden de los 10-48 metros, o incluso menor. “Estos resultados son muy importantes para la física fundamental, y permitirán descartar algunas de las hipótesis de la teoría de cuerdas y de la gravedad cuántica de bucles”, explica Laurent. Integral realizó una observación similar en el año 2006, al detectar una emisión polarizada procedente de la Nebulosa del Cangrejo, los restos de una supernova que se encuentran a tan sólo 6500 años luz de la Tierra, en nuestra propia galaxia. Esta segunda observación, sin embargo, aporta menos información, ya que se estima que el GRB 041219A se originó a unos 300 millones de años luz de la Tierra, y el giro debido a los gránulos cuánticos se va acumulando a medida que los rayos viajan por el espacio, hasta alcanzar una magnitud detectable. Como ninguna de estas dos observaciones ha permitido detectar variaciones en la polarización de los rayos gamma, se piensa que los gránulos cuánticos tienen que ser más pequeños de lo que sugerían las primeras hipótesis. “La física fundamental puede que sea una de las aplicaciones menos evidentes de los datos de Integral”, explica Christoph Winkler, Científico del Proyecto Integral para la ESA, “pero nos ha permitido dar un gran paso en el estudio de la naturaleza del espacio”. Ahora es el turno de los físicos teóricos, que deberán revisar sus teorías a la luz de estos nuevos resultados.