Nuevo estudio sobre los riesgos del mar para la salud
Pese que las concentraciones son bajas, los investigadores consideran que es necesario realizar controles para cerciorarse de la presencia de microorganismos en aguas recreativas, sobre todo en épocas óptimas para su proliferación, como sucede tras periodos de fuertes precipitaciones. A diferencia de lo que ocurre con las bacterias, como el enterococo intestinal y Escherichia coli, para las que la Directiva europea relativa a la calidad de las aguas de baño establece niveles máximos, para los virus no existe ningún límite concreto. La normativa únicamente recomienda la realización de investigaciones científicas para determinar parámetros de referencia y métodos fiables de detección.
El proyecto Virobathe, en el que participaron 16 organizaciones de investigación de Alemania, España, Francia, Italia, Chipre, Polonia, Portugal, Países Bajos y Reino Unido, sirvió para evaluar la presencia de adenovirus (virus con ADN o ácido desoxirribonucleico) y norovirus (que poseen ARN o ácido ribonucleico y causan gastroenteritis) en 1 410 muestras de agua de baño, tanto marina como dulce. En España, por ejemplo, científicos de la Universidad de Barcelona (UB) examinaron las playas de Gavà.
Los resultados globales revelan que 553 muestras contenían virus (el 39,2 % del total), sobre todo adenovirus (en el 36,4 % de los casos, frente al 9,4 % con norovirus), y más en aguas dulces que saladas.
También se comprobó en una pequeña selección de muestras que una cuarta parte de los microorganismos tenían capacidad de infectar. Los adenovirus están relacionados con gastroenteritis en niños, algunas infecciones respiratorias, otitis y conjuntivitis, aunque gran parte de la población ya ha estado en contacto con ellos y es resistente a la infección de la mayoría de las cepas.
"En principio los adenovirus no suponen necesariamente un riesgo significativo para la población (si son cepas comunes que ya han infectado a la mayor parte de las personas durante la infancia y permanecen en concentraciones bajas)", señaló Rosina Girones, directora del Laboratorio de Virus Contaminantes de Agua y Alimentos de la UB y coautora del trabajo.
Tras lluvias intensas, indican los autores, los niveles de virus tardan más en volver a ser aceptables que los de las bacterias. Además, muchas comunidades víricas son más estables que las bacterianas en los tratamientos de aguas residuales, y resisten más en el agua de mar.
En referencia a los resultados del estudio, la Dra. Girones añadió: "Muestran que ya tenemos una técnica fiable y fácil de estandarizar (PCR cuantitativa) para detectar y cuantificar virus en aguas de baño, lo que permite estimar la contaminación fecal y la calidad de las aguas, además de que no existe una correlación clara entre los niveles de los indicadores bacterianos que se citan en la normativa y la presencia de los virus estudiados."
Los datos obtenidos también apoyan el hecho de que la cuantificación de adenovirus humanos, que se excretan todo el año en todas las áreas geográficas y se encuentran en el 100 % de las muestras de agua residual, se puede utilizar como un indicador de contaminación viral en el agua.